Las residentes voluntarias nos han relatado la experiencia que ha supuesto para ellas los encuentros de Voluntariado Anunciata.
ECOS: Ya hace tiempo que vino H. Miriam, Delegada de misiones de las Dominicas, a nuestra Residencia, para ofrecernos el segundo encuentro del curso de voluntariado de la fundación “ANUNCIATA SOLIDARIA”. Muchas de sus palabras aún resuenan como un profundo eco sobre mi joven e inmadura cabeza. Entre estas palabras me gustaría citar las siguientes pues pese a su simple apariencia para mi suponen una grandiosa revelación: “NO PRETENDO CAMBIAR EL MUNDO, PERO EN EL PEDACITO QUE ME TOCA VIVIR…¡QUIERO SER RESPONSABLE!”.
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En numerosas ocasiones siento una profunda decepción conmigo misma y en general con el resto de mis hermanos, culpables de tanto de daño que hoy sufre nuestra MADRE TIERRA que clama a gritos de desconsuelo, de tremendos desastres naturales que al final, como bien nos dijo la hermana en la reunión, acaba recayendo sobre los más pobres. Me culpo por caer en las garras del consumismo, y sobre todo como bien nos recuerda el Papa Francisco, en la cultura del descarte, en la que cualquier cosa, animal o incluso persona, puede ser usada y tirada a nuestro antojo sin causar el más mínimo impacto sobre nuestra consciencia. Ante este panorama muchos me dicen que no es mi culpa, ni mi responsabilidad, que todo es culpa de los políticos y por tanto ellos deberían solucionarlo… la pobreza, la guerra, los exiliados por desastres naturales…
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Pero aún siguen existiendo personas incapaces de dar la espalda a tanto derroche y egoísmo sin medida, personas unidas por el amor a Dios y a su creación. Pero a veces nos sentimos tan solos… tan débiles… necesitamos de “chutes de esperanza y energía” como el que nos proporcionó este encuentro, saber que somos algo más que unos locos desesperados por encontrar algo de humanidad en una sociedad que tiende a mirar hacia otro lado.
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Gracias Myriam por hacernos ver que somos los “brazos” de Dios, que la responsabilidad está en nuestras manos y que “Mucha gente pequeña en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo”.
Myriam Mauri
Estudiante 1º de Medicina